Siempre he tenido mi horario natural desfazado del de mí familia. Pero esto siempre ha sido imposible de explicar a mis padres, quienes creen que es solo un capricho, una manera de excentricidad. Lo cierto es que siempre me ha gustado la noche para estudiar, para trabajar, para estudiar, para ver películas, leer o escuchar música. Y por el contrario, hacer mis actividades de día me hace sentir somnoliento. Son las 3:57 AM, eso les dará una idea de lo que hablo.
En fin, explicarles esto a mis padres siempre fue imposible e igual me mandaban a dormir temprano. Yo intentaba quedarme dormido pero nunca lo conseguía y al final terminaba prendiendo una linterna y viendo mi cuarto. Fue entonces cuando comencé a hacerle cosas.
Primero pinté el techo de mi recamara de azul y tracé las constelaciones... luego comencé a dibujar sobre las paredes.
Dibujaba cualquier cosa: ilustraciones que me gustaban de libros o discos (los discos Wish de The Cure, Yoshimi Battles the Pink Rotos de los Flaming Lips, los libros de Alicia en el País de las Maravillas, etc.), y en otras ocasiones dibujaba lo que se me fuera ocurriendo, siempre a oscuras, tan solo iluminado por una linterna. Sin darme cuenta, las paredes comenzaron a llenarse de dibujitos, adornos, de color, libros, revistas, muñecos, moviles, recuerdos de todos lados (mascaras, liana seca de la selva de Quintana Roo, semillas, collares, etc), cosas que me entretuvieran durante todas esas noches en las cuales no podía conciliar el sueño.
Estos son algunos dibujos que hice durante aquellas noches, hace muchos años sobre las paredes de mi cuarto, algunos son personajes de Alicia en el País de las Maravillas, otros son de mi propia inspiración, espero que les gusten:
El conejo blanco
Alguien me preguntó luego de haber entrado a mi cuarto, que como le había hecho para que me dejaran rayar las paredes mis papás (ese es el sueño de muchos niños) y yo simplemente le dije que nunca me habían dejado, simplemente se dieron cuenta de que rayaba sobre las paredes después de mucho tiempo y acabaron haciendose a la idea.
Lo cierto es que mi madre ya me advirtió que cuando yo viva en otro lugar, lo primero que hará, será borrar todos los dibujos con pintura blanca porque dice que no van con la casa. Afortunadamente le gusta el cielo estrellado y me ha asegurado que lo dejará tal y como está, y es que es maravilloso apagar la luz, acostarse y mirar todas esas estrellas fosforescentes brillando sobre uno, en una ciudad donde con mucho trabajo se logran ver dos, tres o ninguna todas las noches.
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